5.4. Parménides (Todo es uno e inmutable)
Imagen 11. Elea señalado en rojo |
De nuevo la filosofía retorna a la Magna Grecia de manos de la Escuela de Elea. Aunque Parménides nació en Elea, Jenófanes de Colofón (al que se le considera, no sin ciertas dudas, creador de la escuela de Elea) estuvo ligado a la escuela milesia y terminó emigrando a Elea (Magna Grecia)
No está claro que Jenófanes fuera el fundador de esta escuela, aunque Platón así lo afirmara. Si es cierto que, Parménides conoció la filosofía jonia a partir de él, así como la crítica que Jenófanes realizó a esta escuela filosófica, especialmente a Anaximandro.
Aunque realmente Jenófanes no fue un filósofo estricto, más bien fue un rapsoda crítico con la religión homérica, especialmente del antropomorfismo religioso, parece que influyó en Parménides. Su idea de concebir la naturaleza como un ser único e inmutable, intentando evitar cualquier manifestación de vida y con ella cualquier referencia antropomórfica, mantiene una gran similitud con el concepto de ser parmenideo.
La lógica del ser.
Imagen 12. Parménides |
Si Heráclito ha sido denominado el filósofo del cambio, con Parménides ocurre todo lo contrario, pues este filósofo realiza una defensa de la estabilidad e inmutabilidad de los real.
La filosofía de Parménides se dirige fundamentalmente contra los milesios, defensores del cambio contra los pitagóricos, que mantienen una concepción dual de la realidad, ser y vacío (no-ser).
Partimos de una de sus afirmaciones más importantes:
La consecuencia de todo esto es muy importante: sólo podemos pensar el ser y no se puede pensar el no-ser, ni el cambio, ni la pluralidad. Que no se puede pensar el no-ser, ya lo hemos explicado (es contrario al principio de no-contradicción).
- que sea el paso del ser al ser,
- que sea el paso del no-ser al ser, o
- que sea el paso de ser a no-ser.
Este puro ser estático se caracteriza por ser: inmutable, intemporal, indivisible, finito, con forma esférica y es uno.
Hay dos fuentes de conocimiento, la sensación y la razón.
Ya conoces la paradoja clásica, por llamarla de alguna manera, de quién fue antes el huevo o la gallina. De las afirmaciones que se presentan a continuación, debes elegir aquellas que están en consonancia con el pensamiento de Parménides.
Pues el huevo, ya que tiene forma esférica.
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El huevo no puede ser, porque como todo elemento físico está sometido a cambio y el cambio es impensable
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Sería la gallina, ya que sin efectuar ningún cambio pondría huevos. La gallina sería como una especie de dios que pariría al ser, es decir al huevo.
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La gallina no puede ser, ya que como el huevo, estaría sometido al cambio, y el cambio es impensable.
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Esta paradoja no se puede resolver, ya que no tiene sentido. Si el cambio no es pensable, nada puede pasar de ser huevo a gallina, ni de gallina a huevo. De hecho ni el huevo ni la gallina son siquiera pensables, ya que ellos mismos estarían sometidos al cambio.
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Zenón de Elea fue un discípulo de Parménides, que trató de demostrar, que la no aceptación de las conclusiones de Parménides supone una autocontradicción. Mediante el método de la reducción al absurdo, pretende demostar lo contradictorio e incoherente de defender la pluralidad y el cambio.
Partamos de la paradoja de Aquiles y la tortuga, no se si conoces la historia, pero es la del típico fanfarrón que pretende demostrar sus habilidades. En este caso, el veloz Aquiles pretende alcanzar a la lenta tortuga en una carrera dandola una ventaja inicial (algo parecido al cuento del conejo y la tortuga).
Este cuento, sin embargo, no tiene moraleja moral. Simplemente, Zenón afirma que Aquiles jamás alcanzará a la tortuga. ¿Estás de acuerdo?, seguro que no, pero vamos a ver la argumentación de Zenón.
¿Se te ocurre alguna solución a esta paradoja?