"Las diferencias entre acudir a un psicólogo o a un consultor filosófico no son demasiadas; y sí lo son. Porque la distancia entre tener un problema y solucionarlo puede resolverse en cada una de estas diferencias:
-El psicólogo busca anomalidades en tu comportamiento y trata de reprimirlas para que te integres en el entorno.
*Nosotros te ayudamos a que cojas lo positivo del entorno, dejando de lado lo negativo. Siempre tenemos en cuenta tus deseos y prioridades.
-El psicólogo te hace sus preguntas y te da sus respuestas.
*Nosotros te enseñamos a hacerte tus preguntas y a darte tus respuestas.
-El psicólogo te observa desde la condición de médico-paciente, se sobreentiende que él es el experto y que no se le debe contradecir.
*Nosotros queremos que nos contradigas. Nos interesa saber tu opinión, porque también tenemos que aprender de los demás.
-El psicólogo reconoce lo que él interpreta como una enfermedad y plantea un tratamiento o terapia a seguir.
*Nosotros te invitamos a reflexionar sobre tus problemas y te damos la oportunidad de encontrar por ti mismo las soluciones."
Por lo que puede desprenderse de lo escrito, el autor o autora poco conocimiento tiene de la psicología y de la terapia psicológica. Más parece dar una visión deformada y obtenida de alguna película americana de las que ironizan contra los psicoanalistas que un visión ajustada a la realidad.
Así que no sería malo seguir ese sabio consejo de "zapatero a tus zapatos" y dejar a los especialistas realizar su tarea. La gran mayoría de ellos y ellas están sobradamente preparados. Los filósofos vamos a dedicarnos a lo nuestro y a dignificar nuestra especialidad que falta nos hace.